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19 octubre, 2014

Sin sentido, sólo siente.

Quizás no necesite escribir de nuevo para evadir de mis penas, pero parece que cuantas más teclas pulso, más desahogado queda mi corazón. Como si escribir a una persona que ya no está en mi vida me hiciera sentir un poco mejor; como si decirle a través de una pantalla lo que siento significara que él fuera a leerlo.
En noches oscuras, como estas, en las que el viento no para de sonar pero viene caliente como fuego, recuerdo tu voz entre cada mecido como si siguieras entonando esas palabras que me decías. Recuerdo tus ojos marrones miel de los que nunca he sido capaz de desprenderme, y ese pelito castaño despeinado que tantas veces enredé en mis manos...
Una persona herida es capaz de romperse con cada recuerdo, pero también es capaz de vivir de ellos, como si alimentaran el corazón, como si la esperanza siguiera viva, como si, no sé, pensara que de nuevo tu pelo iba a poder enredarse en mis dedos y tu voz meterse en mi sien.
¿Quién me borra tu mirada? Si es la que siempre recuerdo cuando cierro los ojos, y aunque esto no esté ordenado, no importa, sólo intento expresar tanto como siento cuando te pienso. No hay orden en los sentimientos, ni hay forma de parar las lágrimas que a veces, cuando pienso en todo lo ganado y todo lo perdido, rodean mis mofletes.
Si hay canciones que me dicen que tu nombre está escrito en mi frente, si cuando te veo se me cae la baba, si cuando pasas por mi lado tu olor se me queda en el puto cerebro inyectado, si necesito tocarte, aunque sólo sea para recordar cómo era el tacto de tu piel, para poder vivir un poco más de la poca esperanza que me queda.
Porque siempre pienso en ti; cuando quiero llorar, cuando quiero escribir, cuando quiero gritar y cuando quiero ser feliz también...