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17 junio, 2014

Hoy te escribo, alma gemela, desde lo más profundo de mis recuerdos..

Para empezar, echo de menos tu pelo rubio; sí, sí, rubio, por mucho que te empeñaras en que era castaño claro. También echo de menos tus ojos miel decorados con una capa fina de nobleza. ¿Qué decirte de la media sonrisa con ese lunar tan gracioso encima del labio?, esa sonrisa que me enamoraba y despertaba en mí sensaciones a ritmo lento...
Echo de menos tu nariz tan recta y perfecta, la arruga que te salía entre medio de las cejas cuando ponías una cara graciosa, el momento en el que nuestras miradas se cruzaban y el tacto de tu piel discretamente morena. 
Echo de menos tu olor tan peculiar y que tanto me gustaba... aún lo recuerdo cuando sin querer pasas cerca y el viento lo mueve hasta donde me encuentro, o cuando alguien se acerca y su olor es similar al tuyo, pero no igual.
Por echar de menos, echo de menos hasta tu voz de niño, simpática y risueña como tú. Cuando te levantabas la camiseta mientras jugabas al fútbol inconscientemente y yo contaba las veces que lo hacías. Y esos coloretes que adornaban tus mejillas cuando te entraba calor. 
Echo de menos lo mal que se te daba hacer cosquillas, y lo mucho que te gustaba que te las hiciera yo. Cómo nos peleábamos y arreglábamos, lo malo es que no supiste aguantarlo más... 
Echo de menos las galletas de chocolate que comimos aquella noche, mientras veíamos una película cada uno en un sofá diferente, y de golpe coger y tirarme encima tuya, darte besos y qué me digas ''¿qué haces?'', pero no me los niegues. 
Me duele saber que estamos muy lejos aún estando cerca, y que la confianza ya no se va a recuperar.. Siempre digo que será la última vez que te escriba pero la verdad es que nunca lo logro. Siempre hay algo más de ti en mí, una huella que en mis noches en vela aparece y me hace recordar que aunque no vuelva a pasar, me has dado los meses más bonitos de mi vida. 
Me has enseñado a querer, a crecer y madurar. Quizás me has enseñado a saber perder, y eso es lo más doloroso... pero al menos he aprendido y con eso me quedo. Adoraré cada centímetro de ti siempre que te vea y me odiaré si alguna puede tener tus besos y sabe mantenerlos. Quiero que sepas que me encantaría estar a tu lado de por vida, pero que la vida a veces nos da lo que nos merecemos y tú, sinceramente fuiste y eres mucho para mí. 
No por querer a una persona hay que luchar, a veces la mejor forma de demostrar que quieres a alguien es dejándola ir... aunque cueste y las cosas no sean como uno quiere, nos toca aceptar que se vaya. 

10 junio, 2014

Todo, todo, todo. Yo quiero contigo todo.

Si quieres, vamos.
Compartamos todo. Y cuando digo todo, no me refiero a nada más que eso. Todo es todo y es nada, compartir alegría, tristezas, estrés y calma, momentos de locura y de nitidez, ganas y desganas, compartirlo todo y que ese todo sea nada en comparación a lo que queremos
¿Tan difícil es? Que tus logros sean los míos y viceversa, que tus ojos me miren mientras que te suelto una sonrisa de complicidad, que hables a la misma vez que yo voy a hablar, y que callemos los dos para dar turno a otro... Que no puedas llegar a tus metas sin mí en tus planes, que yo esté dentro de ellos y que tú seas el ombligo de mi ombligo.
Quizás te agobies de leerlo pero aún ni si quiera lo has probado. De eso se trata compartir tu vida con alguien, y yo siempre pienso que al compartir las cosas, son doblemente buenas. Quiero dar y recibir más de lo que doy, aunque suene egoísta.
Si por dos días me dejas mostrarte las risas que podrías compartir y las ganas de no querer separarte de esa persona, estoy segura que decidirías quedarte conmigo por siempre. No estamos hechos para estar solos, no es necesidad, es instinto.