Seguidores

10 junio, 2014

Todo, todo, todo. Yo quiero contigo todo.

Si quieres, vamos.
Compartamos todo. Y cuando digo todo, no me refiero a nada más que eso. Todo es todo y es nada, compartir alegría, tristezas, estrés y calma, momentos de locura y de nitidez, ganas y desganas, compartirlo todo y que ese todo sea nada en comparación a lo que queremos
¿Tan difícil es? Que tus logros sean los míos y viceversa, que tus ojos me miren mientras que te suelto una sonrisa de complicidad, que hables a la misma vez que yo voy a hablar, y que callemos los dos para dar turno a otro... Que no puedas llegar a tus metas sin mí en tus planes, que yo esté dentro de ellos y que tú seas el ombligo de mi ombligo.
Quizás te agobies de leerlo pero aún ni si quiera lo has probado. De eso se trata compartir tu vida con alguien, y yo siempre pienso que al compartir las cosas, son doblemente buenas. Quiero dar y recibir más de lo que doy, aunque suene egoísta.
Si por dos días me dejas mostrarte las risas que podrías compartir y las ganas de no querer separarte de esa persona, estoy segura que decidirías quedarte conmigo por siempre. No estamos hechos para estar solos, no es necesidad, es instinto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario