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24 junio, 2013

Amanece, escucho el ruido de la calle y los coches empiezan su movimiento, entre tanto barullo, algún que otro perro ladra y desconcierta mi quinto sueño. Me despierto y me asomo a la ventana, pensando en que este día brilla más de lo normal y quizás es porque me vuelvo a levantar libre de ti, aunque tal vez por la noche, vuelva a ser tuya.
Ya no lloro porque no despiertes en mi cama, no lloro porque no me traigas el desayuno ni me des tus 'buenos días, princesa'. A veces te echo de menos en mi soledad, el silencio me puede, y escucho tus risas, los pasos por la casa tambaleando el parqué, siento el brillar de tus ojos y el color de tu pelo...
Me desviví por ti, y llegó un momento en el que no supe parar esto, ahora ya es diferente.
Las mañanas siguen sin ti  a mi lado, aunque mi sonrisa está  firme como la última vez que te fuiste y no lo supe. Te echo de menos, pero ya no te quiero.
Quizás es el tiempo que suele hacer estragos, que suele devolver a cada quién a su sitio y mecerlo como se merece.. Quizás es que me he hecho fuerte. Quizás es que el no verte me ha sanado la herida, pero no vuelvas.
Quien sabe si esta noche, de nuevo, te volveré a llorar, o tal vez para esta noche ya esté de nuevo ilusionada. Viniste así de rápido y así de rápido te fuiste..

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