Seguidores

09 noviembre, 2012

Apuesto a que soy la única alma libre de la lluvia que conoces.

¿Perdería la apuesta?

Salí de allí pensándote, abrazándote en mi imaginación, pensando en cómo sería el roce de nuestros labios, si alguna vez podría probar los tuyos. De repente unas gotas de lluvia me despistaron de mis pensamientos por un momento y me hicieron mirar al cielo, sonriendo, pensando en lo bonito que se veía así de gris y oscuro un 9 de noviembre. Volví a mi paso y andé  mientras leía una y otra vez nuestra conversación del día anterior. No miré hacia adelante, ni hacia atrás, hasta el momento en el que sentí una mano agarrando mi chaqueta azul marina. Mi corazón palmito mil por hora, sin saber cuál sería mi sorpresa. Me volví, te vi, el corazón se me volcó y tú me sonreíste, y yo solo pude devolverte la sonrisa como una estúpida.
Mantuve una pequeña charla contigo en la que intentabas hablarme simpático y cariñoso, tal vez yo fui demasiado borde al contestar a tu: ''Ya no hablamos'' con un: ''Será porque tú no quieres''. Pero en ese momento, después de aquella frase y de ver tu facción de antipatía, lo único que se me ocurrió para arreglarlo fue abrazarte. Me abrazaste dos segundos y me separaste de ti. ''Me voy'', fue lo único que me dijiste.
Te echaba de menos, te echaba muchísimo de meno y nunca pensé en cómo hacer las cosas para recuperarte. Volví a mi casa y esperé algo tuyo, alguna llamada, algún mensaje, pero solo esperé, y esperé.. Hasta que mi esperanza ya no esperó más y se fue. En ese momento el móvil sonó y yo rápido contesté. Eras tú, era mágico, increíble, pero eras tú. Me dijiste que te encontrabas raro, pero que no me habías llamado para pedirme ningún consejo, solo querías decirme algo, ''No quiero estar así contigo, aunque hayamos tenido un tiempo mal, porque ha sido muy malo, no quiero que vaya a más que estemos así. Me encantaba hablar contigo, ya no como cuando me gustabas, o como cuando éramos amigos, simplemente me encantaba hablar contigo, sentimientos a parte..''. Yo mantuve un segundo de silencio, intentando reflexionar en mi interior todo aquello que me habías dicho, intentando entender por qué cuando estaba ya a punto de olvidarte, a punto de entender que lo nuestro nunca sería, que ya no habría ni una pequeña amistad, apareciste de nuevo haciéndome cambiar sencillamente a tu manera. Después de asimilarlo, te contesté: ''Me alegra que me digas esto, a mí también me gustaba bastante, así que si quieres hablarme, ya sabes dónde estoy''. ''Lo mismo te digo''. Me contestaste, y entre un par de risas te despediste y todo volvió a la normalidad. Desde aquel día aún sigo esperando una llamada, un mensaje, cualquier cosa que me demuestre que me lo dijiste de verdad y no por cumplir, pero mi esperanza ya está tan rota, mi corazón tan apagado, mis sentimientos tan quemados que esta vez seré fuerte, te dejaré a ti la parte dura, lucharás, si de verdad te importo y conseguirás mi amistad si es lo que quieres, porque no quieres más y eso es lo que me duele, porque aunque sé que es tarde, que no va a haber segundas partes y que te tengo que olvidar, cada día me cuesta más.
Cinco, ese es el número de meses que llevo esperando algo de ti, alguna chispa que me haga sonreir, algún abrazo que me sorprenda agarrándome la cintura como antes, alguna mirada, algún movimiento, alguna caricia... Pero es tanto el tiempo ya, que me es indiferente. Eres como la lluvia, cuando más seca está la ropa, es cuando empiezas a mojarla de nuevo, pero te voy a decir una cosa: ''Apuesto a que soy la única alma libre de la lluvia que conoces''. Que nunca se te olviden estas palabras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario