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14 noviembre, 2012

Para mi padre.

Se levanta todos los días a las 6 menos 15, se coloca su traje de trabajo blanco y jarapeado y se dirije a la cocina. Mientras que baja las escaleras se escucha el crujir de sus botas, a conjunto con el traje de trabajo, y seguidamente el abrir, el cerrar y el 'tic' del microondas, en el que ha introducido su carajillo de coñá. Más tarde abre la puerta del jardín, saca a las perras a pasear y vuelve a dejarlas en casa dando un pequeño portazo para que la puerta quede bien encajada en su cerradura. Enciende su coche, sube el volúmen a su música de ''Los Rebujitos'' y se dispone a irse. 
Llega a las 3 y 30 de la tarde y seguidamente prepara la comida para que yo pueda estar contenta cuando llegue del instituto. Perras, paseos, y nuevamente eso. A veces llego yo antes que él y en vez de sorprenderlo preparando la mesa, soy egoísta y empiezo a comer. Después, friega los platos, recoje la mesa y se va al comedor. Allí enciende su televisor y se relaja en el sofá pequeño de la izquierda, para poder dejarme a mí el grande por si le quiero hacer compañía. Antes de que empiece su novela preferida él ya está en un sumido sueño.
Se levanta a las 5 y hace algunas cosas en casa, lo deja todo preparado: tienda la lavadora, prepara otra, barre las escaleras de mármol blanco, le da un poquito a los espejos y así todos los días. Después de terminar estas tareas, sube a la salita, se pone un pantalón corto de chándal y encima otro largo, una camisa antritanspirante que tiene en varios colores como azul, naranja y roja, y la chaqueta a juego con los pantalones largos. Prepara unas barritas de cerales, prepara su paletero echándose alguna que otra cosa innecesaria y entra a mi habitación. Me dice que se va a jugar al ''frontenis'' y me da dos besos en las mejillas, mientras que hablamos de alguna que otra cosa en particular. Después vuelve a sacar a las perras. Coje de nuevo el coche y sale de la casa. 
A las 10 o 9 menos 15 llega de nuevo a la casa. Se ducha, prepara la cena, hablamos un rato de cómo le ha ido el día o de sus partidos aunque yo no lo entienda muy bien, y en este caso, algunas veces, soy yo la que friega los platos. Se dispone, como no, a sacar de nuevo a las perritas. Después, nuevamente se pone en el sofá, pero el sueño que coje no es intenso, es una mini siesta con ojos entre abiertos, y cuando yo le digo ''ya te has vuelto a quedar dormido'' sonríe, abre los ojos y me dice ''estoy despierto'' entre una voz floja y cansada. A las 12 en punto, como muy tarde y sólo en algunas excepciones a las 12 y 30, sube a su habitación, pero antes se fuma un cigarro, otro más para los 9 o 10 que fuma todos los días, y se queda un rato mirando por la venta al cielo o a cualquier otra cosa, a veces lo escucho medio hablar, sonreír, o simplemente no escucho nada y está toda la casa en silencio. Después entra al baño, tira de la cadena y ya si, se dispone a subir a su habitación. Allí queda completamente dormido, y yo, nuevamente, sonrío al ver que sea tan convencional y bueno.
Es mi padre, señores, el hombre que soporta lo vaga que soy, lo mal que lo trato a veces y los caprichos que me tiene que conceder. Él es el único que se preocupa por entender que en algunos aspectos necesito consejos y apoyo, y que en muchos otros libertad y soledad. Se apga o se enciende según venga del día de trabajo, pero está tan cansando que lo entiendo perfectamente. Después de cada grito, cada mal modal, es él el que viene a pedirme perdón aunque yo también le haya gritado y malhablado. Sea lo que sea, es mi padre, se preocupa por mí y me ha demostrado cada segundo de esta vida lo importante que soy para la suya.
No puedo permitirme más estar como aquella vez, tanto tiempo sin verlo por una tontería que realmente ni acuerdo, parece que tres meses es poco, pero cuando se trata de alguien tan importante para ti, el tiempo pasa lento y doloroso.
Papá, se que nunca verás esto, que lo mismo nunca llegas a entender el por qué me dan estos arrebatos de ternura contigo cuando no siempre te lo demuestro del todo, pero te amo. Eres el hombre en la tierra más importante de mi vida, te adoro, te adoro y mil veces más te adoraré. No cambies nunca y gracias por miles de momentos increíbles que me has hecho pasar. No te vayas, porque no me imagino una vida sin ti. Sin ti y sin mamá aunque estéis lejos el uno del otro, os amo.

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