Acuérdate del cobre de su pelo.

Cuando seas tú quien acaricies otros labios aún después de haberle prometido que no lo harías si no fueran los de ella, con ese sabor a vida nueva. Cuando abraces fuertemente hasta dejar sin aliento y mires a otra con ojos enamorados como la miraste a ella aquella vez. Cuando sientas que su amor no fue verdadero, que ahora has encontrado al tuyo, entonces acuérdate siempre del cobre de su pelo. Ese cobre que te cautivaba con sólo un movimiento y te hacía resucitar en tus días grises, ese pelo que con el olor a hierba y tés envolvías entre tus manos innumerables veces, y se quedaba enredado en tus gruesos dedos. 

Entonces recuerda como ella te miraba, como te prometió que nunca más besaría a nadie y sigue cumpliendo la promesa, pues a ella tus labios con sabor a muerte se le han quedado dentro. Como no a vuelto a abrazar a alguien tan fuertemente porque en cada abrazo tu nombre le inundaba la cabeza, y no ha vuelto a mirar a nadie con esos ojos enamorados, pues para ella amor solo hay uno. Como siente que tu amor es el único que le ha sabido rozar la piel y poner su vello de gallina, es entonces, que cuando pase el tiempo te acordarás que has perdido a aquella mujer que habría dado por ti una vida entera y mitad de repuesto. 

Pero ya no habrá vuelta atrás, porque su pelo de color cobre se habrá apagado tanto que no le causarás ilusión, ni tú ni nadie. Es una pena que un alma llena de pureza y de amor para regalar no sea correspondida, ahora no pierdas la oportunidad, piensa en ella que todavía piensa en ti, no es tarde, pero lo será. Ojalá su pelo cobre se vuelva a enredar en tus manos alguna vez, y puedas acariciar su espalda imperfecta y sus caderas con pocas curvas. Ojalá que cambies de idea, ojalá que no le duela tanto ser paciente. Ojalá que viva esperando una respuesta y que su luz nunca se apague. Ojalá vuelvas a quererme...