Lo amo.

Amo cuando ríe, cuando me deja que me agarre a su brazo, amo como se pone tímido cuando me tiene al lado pero me dice guapa por el tuenti, lo amo, amo cada palabra que sale de sus labios, cada mirada. Amo su lunar, amo su pelo, amo sus ojos, su nariz, su boca, amo todo de él, porque si hubiese algo diferente, algo que mejorar o empeorar no lo sería, y yo lo amo tal cuál es. Con sus pros y sus contras, con lo bueno y lo malo y lo que nos queda por vivir juntos. Amo cada caricia y cada beso que aún no me ha dado pero que me dará. Que me abrace pero se aparte rápido, que no me mire a los ojos cuando me habla, que se quede callado ante mis alagos, que vaya a donde yo voy, que sea tan sencillo y tan natural y no le importe lo que piense la gente de él, lo amé desde el primer día que lo vi, me encantó, me hipnotizó su magia, esa magia con la que puede llegar a hacer sentir miles de cosas en un momento, esa magia que cuando piensas en él hace que el estómago te de mil vueltas y revoloteen mariposas en él. Es que lo quiero, lo quiero muchísimo, y solo puedo pedirle perdón por no decírselo, ni antes ni ahora.